la libertad de tomar su material de una traducción que diferia del texto hebreo; no tenía que corregir la traducción para que se ajustase a la lectura del original hebreo. El escribía a hebreos que estaban familiarizados con la Septuaginta; ésta era, para ellos, la Biblia. 4. El Antiguo Testamento Los que estamos acostumbrados a tener nuestro propio ejemplar de la Biblia, no debemos pensar que éste era el caso de los lectores de Hebreos en la segunda mitad del primer siglo. Las copias de los libros
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